sábado, 5 de mayo de 2012

Ko Phangan: y se va la segunda!

Hoy antes de poner cualquier cosa sobre este paraíso, quiero dedicarle el posteo a mi amor que está cumpliendo añitos allá en Argentina. TE AMO CON TODO EL CORAZON AVRIL. NO VEO LAS HORAS DE VERTE Y PODER ABRAZARTE Y PELLISCARTE ESE CULITO QUE ES MIO NO MAS!

Ahora si, va la continuación de mis días.



Día 20: Nuevamente descansé súper bien en mi bungalow y luego de buscar algo para el desayuno me vine a nadar un rato a la playa más cercana. Estuve ahí buen rato, descansando y engordando la vista por tanta belleza, siendo casi de pura exclusividad para mí ya que si había tres personas en toda la playa creo que es mucho. Muchos quedaban en sus hamacas paraguayas escuchando música o hablando entre ellos, yo disfrutaba de lo que la naturaleza me regalaba en ese momento. Un clima genial, con un sol suave y una brisa que refrescaba cuando empezaba a picar. Así estuve buen rato tomando sol hasta que encontré la hamaca paraguaya de la playa libre y fue ahí donde me dirigí con mis cosas. Puse un poco de música, Tan Biónica es una buena compañía en cualquier sitio, y me relaje completamente casi hasta el punto de dormirme. Pasado el rato, debía sacarme toda la arena así que marché a tomar una ducha fresca y chatear un poco con quien esté conectado a las 3 am de Argentina, y mi padre me estaba esperando, tuve suerte. Hablamos un poco, mientras leía diarios y miraba algún video, cuando me sonó el móvil, era Gustavo que decía que si no hacía nada vaya para la casa que estaba con su amigo. Terminé lo mio, fui al restaurante de mi amigo el tailandés y alquilé una moto Honda muy bonita (150B por día, más la botella de gasolina 40B), llené el tanque de gasolina, aprendí el mecanismo de ella y fui a la casa de mi amigo con mi nuevo vehículo. Cuando llegué, además de Alberto estaba Fernando, otro madrileño buena onda, miembro de la peña (grupo) española que vivía en Tailandia y se dedicaba al negocio de la ropa. Pues parecía que esto funcionaba muy bien ya que todos hablaban de los planes que tenían con los diferentes mercados y han podido quedarse viviendo años en este continente. Estuvo muy bueno estar todos juntos ya que hablamos de muchas cosas como política internacional, destinos, etnias, negocios, etc. Realmente el cambio de opinión con personas de otro lugar del mundo y sus puntos de vista son apreciables para conocer aun más las culturas. Al rato decidimos ir para la playa que está cerca de mi alojamiento nuevamente, pero fuimos a un sector donde había más rocas y corales. No me cansé de cortarme los pies, terminé bastante lastimado ya que el filo que hay en ese sector es bastante. Con Gus y Nanin (Fernando) buscamos de nuevo el objetivo de días anteriores, tratar de subir al faro y hacia ahí nos dirigimos. Nadamos bastante y esta vez me cansé muchos menos, pero cuando quise subir apoye mi pieza donde creo que había un erizo o algo que me pinchó mucho. Más dolores para mis pies, coleccionaba lastimaduras. Igualmente me puse unos zapatos que había llevado Nano y probé pero solo llegué a trepar algo sin llegar a la cima. Al menos fue un avance, más delante seguiré intentándolo. Volvimos y para esquivar las rocas debimos rodearlas llegando casi al sitio donde queda mi habitación. Me puse a hablar con Beto y me bajó la presión, había comido poco y mucho ejercicio, necesitaba otra ducha y algo energético para tomar. Fui al 7Eleven, y cual fue mi sorpresa y  el hombre del puesto de frutas que estaba al lado me llamó y me dio las llaves que había perdido el día anterior, un maestro. Así es la gente aquí, no toca nada que no sea suyo, puedo dejar la moto en cualquier lugar con la plata y el casco puesto  y a la vista que si vuelvo al rato lo encontraré aún ahí. Volví, y Beto y Nano seguían en la playa. Hablamos más aún y cuando tocamos el tema de la comida en los diferentes lugares del mundo se nos abrió el apetito instantáneamente, así que partimos para probar las delicias de nuestro amigo y su restó de comida hecha con amor, como decimos aquí cuando vemos que la gente trabaja con empeño. Además notamos que es una familia muy humilde que se dedica a eso y cuando estamos ahí se preocupan totalmente por todo, si la comida está rica, caliente, pet (picante) o mai pet (no picante). Nos gusta mucho. Pedimos tres curries, el famoso masaman, uno de leche de coco con gambas o langostinos y verduras, y yo uno de curry de limón con pollos y verduras, todo siempre con arroz. Estaba bien picante, casi me muero, la dueña y su familia se reía pensando que estaba caliente, pero le dije que estaba “pet”, ella decía que “mai pet” sino que “hot” (caliente) no más, pero mi cara cada vez ardía más. Era muy chistoso, la peña probó el plato y me dijeron que eso no era nada. Se notaba que venían viviendo hacía dos años en el país comiendo de todo. Terminé una parte, como pude y cuando estuvimos listos pagamos y nos fuimos. Yo para el 7E a comprar un agua y unos dulces y ellos para tomar una ducha. Como todas las noches hay tormenta de rayos aquí, pensé que solo sería eso, la lluvia nunca aparece generalmente, pero esta vez fue la excepción. Así que si tenía planeado algo se esfumó. Encima sin internet justo cuando estaba hablando con mis seres queridos, familia y amigos. También intenté llamar por teléfono, pero parece no tenía el crédito suficiente para hacerlo. Un poco aburrido ya a dormir.


Día 21: Cerca de las 11.00 hs arrancamos con la peña hablando de todo un poco en la casa de Gus, que de paso me dio unos regalitos que me mandó Mary, la profe de thai para mí. Les cuento que las clases las abandoné, es que pensando que en algunos días me vuelvo y el uso que le voy a dar no va a ser tanto preferí disfrutar el tiempo y el dinero de otra forma. Por eso tras la charla, decidimos hacer un desayuno/almuerzo en un puesto, o garito según los españoles, que visitamos bastante. Se especializa en cosas a la parrilla (pollo y pescado) además de las típicas comidas thai. Mis amigos, de buen estómago y acostumbrados a la vida de aquí, se pidieron dos pescados, tres platos de pollo, y tres ensaladas picantes. Yo solo el pollo. Y por últimos buscamos sticky rice (arroz pegajoso) para todos. Está bueno porque se moldea con la mano y acompaña la comida haciendo lugar del pan, bastante aceptable. Terminamos bastante llenos y tomamos las motos para ir pegarnos un baño en alguna de las tantas playas que podemos elegir en toda la isla. Esta vez fue el turno de Haad Yao, una playa tranquila a solo 30 m de la ruta y cómoda para luego pegar la vuelta. Apenas entrar, las temidas piedras y corales ya empezaron a cortarnos a todos, excepto a Nanin que tenía una zapas de plástico muy bueno para caminar sobre superficies mojadas o rocas, y sobre todo para no lastimarse. Como eso en Argentina no se consigue pensé en comprarme unas para mi y otras para vender, viendo que podría ser un buen negocio. Ahí entonces comenzamos a tocar diferentes posibilidades de trabajo de cada uno y demás. Cuando se hacía la hora de las clases de thai de la peña, yo me volví al bungaló ya que me iba a ir a jugar al futbol, o eso es lo que yo pensaba. Sucedió que estuve más de una hora buscando la cancha donde practicaba el equipo local, el Farang FC, y podían ir los extranjeros a jugar sin problemas. Tomé la ruta correcta buscando la escuela de Ko Phangan pero nunca la encontré, y los que me decían, en su pobre inglés, terminaron mareándome. Decisión final, volverme al hostel. En el camino paré para hacer algunas fotos y luego me vine a la playa que está cerca. Más tarde me entró hambre ya que solo había comido ese pollo y algunas masitas, así que me fui a comer algo de mi amigo el del restó. Pedí una especie de caldo de pollo con verduras cortadas (coliflor, zanahoria, choclitos y tomate) con un agua chica (80B por todo). Cuando terminé el perro motoquero quería que lo lleve a pasear en mi moto así que lo llevé unos metros para risa de los demás comensales, y luego me fui al bungaló para tirarme un rato con mi PC y luego descansar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario